miércoles, 28 de noviembre de 2012

.Mi canica preferida.

Se despertó un día temprano, un día de esos en los que un manto blanco cubría el cielo de la capital sin dejar pasar ni un solo rayo de luz. Era un día cualquiera, nada en especial...¿O si?. Ella no tiene ni idea, no sabe que guarda una de los mayores proyectos de utopía que existen, anda tan distraída... como suele ser ella, con pájaros en la cabeza y mariposas de por medio, aunque inconscientemente ignore sus aleteos. Ella está convencida de que esa ciudad con ese condenado manto blanco le impide hacer todo lo que se propone, empeñada en que el lugar que tanto añora, brilla siempre el sol, y no siempre es así. No es que a ella no le guste Madrid, si la capital le encanta, solo que no ve lo especial que puede ser, dice que o la ciudad es muy grande para ella o ella demasiado pequeña, tonterías. Ella se come la ciudad, sin lugar a dudas, por eso un día le propuse que escribiera las historias mas bonitas que solo ella puede escribir. Porque tiene un cuaderno donde guarda cada pequeña cosa que la hace ser un poquito más feliz. Está lleno de letras de canciones, de historias interminables de esas que contienen un mensaje subliminal, que yo no dejo pasar por alto, y poca gente lo percibe. Cuando está muy triste, va a su rincón favorito del piso, se sumerge en su cuaderno, contemplando recuerdos y más recuerdos de días más alegres. 
Por eso le recuerdo que tiene esa vía de escape, que cuando no sepa a donde ir cuando explote, solo tiene que soltarlo todo, y que si un día amanece en un día gris, que piense que luego vendrá la lluvia, ella sabe lo especial que es, si no ya se lo recordaré. Y después amanecerá con un Sol mas radiante de lo normal porque ya todo habrá pasado.
María es una soñadora nata, una de esas personas donde puedes imaginar mil historias con ella, y que posiblemente mas de la mitad se cumplan, ya sean en la realidad, o en su cuaderno. Lo importante es que de una manera u otra se quedan grabadas de una manera inolvidable. Tiene algo, no sé si es su manera de ser, su sonrisa o esos ojazos azules que me encantan, que se declinan a un azul celeste intenso cuando llora, no sé.





María se despertó un día temprano, un día de esos en los que tienes ganas de comerte el mundo, ya pueden pasar mil cosas ese día, pero que a ella no le quitaran su sonrisa.