lunes, 18 de junio de 2012

Como un día cualquiera.

(absurdas-historias.blogspot.com)
La mañana era clara y fría, hacía apena unos minutos que había amanecido y unos cuantos rayos de sol intentaban abrirse paso entre las densas nubes grises. Llovía a mares. En el silencio de la habitación lo único que se escuchaba era el sonido de las gotas golpeando contra los cristales. La calle estaba desierta, y yo no podía dejar de mirar. Una hilera de coches en batería, un gato sobre el contenedor de basura y la parada de autobús, como de costumbre, a rebosar de anuncios publicitarios. De repente les vi, acababan de doblar la esquina, y saltaban de un lado a otro como si bailaran, calados hasta los huesos y sin parar de reír. Ella con las botas de agua y un chubasquero a juego. Él con una camisa que chorreaba agua, y unos vaqueros que más de lo mismo. Les vi y no lo pude evitar, sin pensármelo dos veces coloqué unos altavoces lo más cerca de la ventana que pude, rebusqué entre los viejos CD's y subí al máximo el volumen, y abrí de par en par las ventanas. El rockandroll de los idiotas, haciéndole competencia a la lluvia, lo inundó todo. Y aquella pareja vivió un momento que, a día de hoy, aun me sigue dando envidia.

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